Aventurarse mar adentro es la nueva frontera de la piscicultura. Pero, ¿cómo se cría en aguas profundas y abiertas, lejos de la costa? Analicemos el estado actual y el apasionante futuro de la tecnología de la acuicultura en aguas profundas.

El panorama actual

El uso de jaulas flexibles flotantes en estas aguas lejanas es cada vez mayor. Una sola jaula puede albergar hasta 435.000 peces, y un conjunto de 12 jaulas es capaz de criar la asombrosa cifra de 5 millones. Las jaulas circulares de polietileno de alta densidad, especialmente diseñadas, han demostrado su resistencia a olas de hasta 4,5 metros de altura.

Sin embargo, queda una gran incógnita: ¿pueden estas jaulas flexibles resistir condiciones meteorológicas extremas? Nos faltan datos para estar seguros. Por eso no se instalan en los mares más expuestos, donde las olas gigantes podrían deformarlas, dañar los soportes y reducir el espacio disponible para los peces. Suelen colocarse en zonas menos propensas a tormentas violentas.

Las jaulas rígidas semisumergibles están ganando popularidad por su robustez y su capacidad para sumergirse con mar gruesa. Países como Noruega ya las utilizan, como demuestra la "Ocean Farm 1", situada frente a sus costas. Tanto las jaulas flexibles semisumergibles como las totalmente sumergibles se consideran seguras para zonas muy expuestas, pero se enfrentan a un obstáculo diferente: el tamaño.

Su volumen de cría suele ser pequeño, lo que dificulta su ampliación hasta un nivel rentable. Esto se debe a la dificultad de mantener la jaula correctamente tensada con cabos de amarre en constante movimiento. Hasta ahora, ningún proyecto comercial a gran escala las utiliza, probablemente porque la tecnología de control remoto necesaria no está lo bastante madura para convencer a los inversores.

Para los sistemas de contención cerrados (esencialmente tanques gigantes en el océano), las olas representan el principal desafío. Como el agua está encerrada, se mueve con la estructura, aumentando significativamente su masa total. Esta masa adicional amplifica las fuerzas que actúan sobre el sistema, lo que plantea problemas de seguridad.

El agua atrapada también puede revolotear dentro del depósito. En una pecera casi vacía, hay poca resistencia a este movimiento, lo que provoca fuertes chapoteos. Esto no sólo es malo para los peces, sino que estresa toda la estructura y afecta a su movimiento. Aunque las redes abiertas tradicionales no tienen este problema de "resonancia", es un gran obstáculo para los sistemas cerrados.

El impulso de la innovación

A pesar de los riesgos, existe un fuerte impulso para desarrollar la piscifactoría de aguas profundas ideal. El objetivo es un sistema que pueda situarse en entornos óptimos, pero de alto consumo energético; que sea duradero para su uso a largo plazo; que garantice el bienestar de los peces y la seguridad de la tripulación; y que sea económicamente viable mediante su explotación a gran escala.

La cría en aguas profundas es mucho más cara que la acuicultura costera tradicional. Para que sea rentable, las operaciones deben ser masivas, a veces varias veces mayores, para lograr economías de escala. Una forma prometedora de reducir costes es la ubicación conjunta con proyectos de energías renovables en alta mar. Pueden compartir los costes de plataformas y amarres. La plataforma energética puede incluso suministrar energía a la piscifactoría, desalinizar el agua y producir oxígeno mediante electrólisis del agua. Una plataforma compartida también puede almacenar alimento para peces, reduciendo los costes de transporte y la necesidad de buques de apoyo.

Tendencias futuras: Hacia dónde vamos

El futuro de la agricultura en aguas profundas pasa por la innovación y la tecnología interprofesional.

Más grande es mejor: La clave es la escala. Las instalaciones más recientes, como Havfarm 1, tienen un enorme volumen de 44 millones de metros cúbicos y pueden producir 10.000 toneladas de salmón atlántico, lo que equivale a 40 jaulas tradicionales de HDPE.

Construido para la tormenta: Los equipos se están diseñando para soportar condiciones más duras. El AquaPod esférico, por ejemplo, resiste olas de 15 metros y puede desplegarse a 20 kilómetros de la costa.

Nuevos materiales: Los materiales avanzados hacen posible estos robustos diseños. Havfarm 1 utiliza acero FH36 ultrarresistente en las zonas críticas. La estructura del Neptun utiliza compuestos de fibra de vidrio ligeros y resistentes. También se han adoptado redes de aleación de cobre para prevenir eficazmente la bioincrustación.

La granja inteligente: La automatización es esencial. La piscifactoría Ocean Farm 1, equipada con más de 20.000 sensores y 100 dispositivos de control, es pionera en este campo. Ha automatizado los procesos de repoblación de peces, alimentación, vigilancia y limpieza de redes, reduciendo drásticamente la necesidad de mano de obra humana.

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